Quiero que quieras complicar tu vida con mi presencia en ella.

Uf, eso sí que estuvo intenso.
Mirar tu nombre con el puntito verde y quedarme sin aliento...

Sas-tres.

Jijiji.

Hoy hablé con mi papá sobre ti. Me dio un consejo muy útil. Bueno, varios, pero uno más importante que los demás.

Tienes hasta el próximo lunes para dar señales de vida.


Odio los mensajes que algunos publican en feis, como "Te va a doler mucho cuando sonría y no sea por ti". Los odio porque no creo en ellos. No creo que te duela mucho, ni poco, ni nada, cuando sonría, porque seguramente ni me verás hacerlo. Y no creo que te importe en lo más mínimo.

Por supuesto que deseo estar rotundamente equivocada...

Y perdóname por mentirte. No estoy echando desmadre, lamento mucho haberte dicho semejante estupidez. Pero es demasiado tarde para aclarártelo. Y, de nuevo, no creo que te importe, así que tampoco es tan grave.

Ya veremos el próximo lunes.

Si yo tengo bien claras mis ideas.

Lo que no tengo claras son las palabras para expresarlas...

No te mentiré. Yo SÍ busco una relación normal. Un noviazgo normal. Pero no me preguntes qué es eso.

En parte es que me abracen cuando lo necesite. Eso es lo más importante.

Pero también que conozcan a mi familia. Mi hermana. Mis padres. Mi abuelita. Lucie. Y, claro, a mis amigos.

También es que acudan a mis llamados. Y tampoco en esto mentiré. Serán muchos. Podrían hartarse.

Que me cuiden. Cuando estemos juntos y cuando no. Que se las ingenien para hacerlo. Pero cuidar no es limitar ni mucho menos reprimir. No son celos ni posesividad lo que quiero. Todo lo contrario.

Quiero que confíen en mí. En el sentido de que me crean cuando digo las cosas, pero también en que puedan hablar conmigo. De lo importante, de lo no importante. De lo intermedio. De todo. O casi todo…

Por otro lado, tú me gustas mucho. De una manera extraña. Me gustas físicamente. Desde que te vi por primera vez me gustaste. Tu cabello. Tus ojos chiquitos y tus ojeras descomunales. Tu voz. Tu altura. Y cuando entraste a mi casa y saqué la baraja y te quedaste toda la noche y luego todo el día a jugar conmigo… y con otros, claro. Eso me conquistó. Me gusta lo que dices y cómo lo dices. Y tu cara cuando dices algo que sabes que es cagado. Arrugada, con la boca abierta y los ojos desorbitados.

Me gusta que me hiciste tener la fuerza y la voluntad para terminar una relación destructiva que no iba para ningún lado.

Pero hay muchos peros. Hay muchas cosas que no me gustan de ti. También es importante tenerlas claras para no perder la cordura. No me gusta que vivas tan lejos. No me gusta que seas tan desmadroso. No me gusta la manera en que demuestras que todo te vale madre. No me gusta tu casa. No me gustan tus trabajos. No me gusta cómo escribes. No me gusta…

Sin embargo estoy loca por ti. Jo-jo-jo.

Así que… Sé que no quieres un compromiso. Pues te chingas. Pero yo tampoco quiero un compromiso contigo. Al menos no uno convencional. Quiero comprometernos a cuidarnos. A querernos como amigos, amigos que se gustan y que pueden tener sexo. Amigos que se respetan. Que pueden compartir cosas. Eso quiero. Compartir cosas. Sexo, películas, música, alcohol, mota, amigos, desmadre en general. Y también cosas serias como trabajo, escuela, y muchas otras que ni quiero mencionar de tan serias.

Quiero poder ver tu puntito verde en feisbuc sin sentir desesperación porque quiero hablarte y no debo hacerlo. Quiero no aguantarme las ganas de hacer algo contigo. Quiero que me ayudes a terminarme mis bebidas del curso. Quiero que vengas a mi casa para que me den ganas de no fumar. Quiero que dejes tu olor impregnado en mis sábanas. Quiero morir de calor y seguir abrazados. Quiero hartarme de ti para que no me duela cuando nos demos cuenta de que no estás enamorado de mí.