Un ratito de tristeza

Me caga me caga me caga me caga que la gente que quiero crea conocerme. Piensan que voy a reaccionar a las cosas de cierta manera. Y cuando no lo hago me cuestionan, me juzgan, me critican, o cualquier cosa así como mal pedo que se les ocurra. Chingá, si ni yo me conozco cómo demonios creen que ellos sí.
También me caga me caga me caga que no sean lo suficientemente sensibles como para darse cuenta de que hay ciertas cosas a las que soy susceptible y si no lo dicen con cuidado me lastimarán.

Ayer Luz me habló de Israel y de Ana. A los dos los quise mucho y los dos me abandonaron de la manera más ojete que existe. Hasta que a los dos les avisé que me daba por vencida, que hicieran lo que quisieran y qué triste. Y sí, qué triste. Espero que los dos estén muy bien y les vaya chido y deseo con toda mi alma no encontrármelos o escuchar de ellos nunca más. Yo no huí, me echaron. Y es muy muy muy triste y me pone muy muy triste. Va?

Afortunadamente como estoy contenta, pues sólo me pone triste un rato. Jeje.

Ah! Y la buena noticia es que igual en mi época de andar de quejiche (jaja, hablo de ella como si estuviera muy lejos) según yo no hacía panchos y cuando me enojaba con alguien no lo sacaba y eso es totalmente falso. Claro que me enojo siempre que veo a Luz y ella sí me hace estallar y ponerme loca y demás. Creo que es la única que conoce eso de mí (aparte de mi familia, claro) y la neta no es justo para ella pero pues ni modo, para qué me hace enojar tanto. Jajaja.