Y sigo con las sorpresas

Me encanta hacer bufandas. También me encanta bordar. Pero tengo un problema. No soy capaz de hacer algo que no sea para mí. Porque cuando lo termino siempre siento que es lo que me ha quedado más chido y quiero usarlo diario o no sé, soy egoísta y qué.

Bueno pues hace unos días terminé una de las bufandas más chidas que he hecho (la acabé hace como un mes o más pero me tuve que esperar a que mi mami tuviera tiempo para ponerle las barbitas porque eso me caga, igual que hacer dobladillos y pegar botones o cosas así). Es negra con blanco, y me enamoré de ella, como ocurre cada vez, y en lugar de ir a guardarla con sus compañeritas bufanditas, ocurrió algo EXTRAORDINARIO!!! Ay, perdón creo que grité.

Pensé chale, SE LA VOY A REGALAR A LUCESISHA, ella que es tan chida, que nos consiente tanto, que me tiene un chingo de paciencia y no me manda al diablo cuando salgo con mis jaladas, que es además mi ¡ÚNICA AMIGA!, y yo nunca hago nada por ella o para demostrarle que la quiero y la valoro y pues es la oportunidad perfecta. Además, acaba de pasar mi cumple y pues a nadie le di regalo (jaja, todos los años me hago un regalo a mí misma y éste me dio mucha hueva hacerme cualquier cosa, así que no me di ni madres, puedo darle algo lindo a alguien que se lo merezca, no?, y con pretexto de mi cumple, jejeje). Me quedé pasmada con ese pensamiento tan chido que tuve. Claro que también me preocupé pero luego dije, no, cálmate, es parte de tu lindo cambio, no pasa nada, es normal... ¡¿Qué?!

De todos modos me pregunté de dónde habrá salido tal cosa tan espontáneamente. Y es que la última vez que invité gente a la casa, hasta me dio por arreglarla, y barrer y trapear y más o menos que se viera limpio. O sea, yo, yo. A mí que no me importa la limpieza. Que no me importa lo que la gente piense de mí. Que aprovecho cada oportunidad que tengo para no bañarme. Que me encanta posponer las obligaciones hasta que ya no me da tiempo de hacer nada. Yo. Esa chica que escuchaba funeral in carpathia a todo volumen, sola, en su casa donde nadie la veía ni le decía deja de hacer tonterías. Esa chica ahora escucha a daddy yankee y canta y se mueve al “ritmo” de la “música”, y no le importa si está en público. Demonios, y yo... ¿soy ella?